Artritis Reactiva

DESCRIPCION

La Artritis Reactiva es una enfermedad articular que se produce después de una infección, generalmente urinaria, genital o intestinal. Antiguamente llamada enfermedad de Reiter, produce dolor, hinchazón y enrojecimiento en las articulaciones, aunque puede también afectar a otras partes del cuerpo y producir inflamación de los ojos y lesiones en la piel. «Artritis reactiva» quiere decir que el sistema inmune está reaccionando ante una infección actual o reciente.

Ésta es una enfermedad autoinmune, ya que en su desarrollo están involucradas ciertas reacciones del cuerpo (ANTICUERPOS) que desencadenan un fenómeno inflamatorio. No es una enfermedad estrictamente hereditaria, (no necesariamente se transmite de padres a hijos), pero sí hay mayor predisposición en familiares de pacientes con enfermedades reumáticas, como la espondilitis anquilosante, artritis psoriásica, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y uveítis.

La artritis reactiva tiene predilección por la raza blanca, especialmente jóvenes, en su mayoría varones de entre 20 y 40 años, aunque se han descripto casos en niños y en ancianos. Cabe mencionar que se ha encontrado un aumento de la frecuencia de artritis reactiva en los enfermos con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (virus del SIDA).

La enfermedad es aguda al inicio y un tercio de los pacientes presentan un curso crónico con sucesivas recaídas. En ellos es más frecuente la aparición de secuelas articulares (como la limitación parcial de su movilidad). Para evitar esta complicación es necesario establecer un tratamiento farmacológico y rehabilitador oportuno.

Teniendo en cuenta que ante un proceso infeccioso el organismo puede reaccionar con una enfermedad articular inflamatoria, ante dicha sintomatología se recomienda consultar urgente al clínico o al reumatólogo para llegar a un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno.

Esta enfermedad se podría prevenir con una adecuada higiene en el hogar y consumiendo alimentos bien cocidos para prevenir infecciones gastrointestinales, o con medidas de protección de enfermedades de transmisión sexual como los métodos de barrera (preservativos) para evitar infecciones genitourinarias.

Si bien no hay una cura definitiva, la artritis reactiva, en la mayoría de los pacientes presenta una evolución favorable con mejoría espontánea en unos meses. Algunos pacientes tienen cuadros de mejoría o empeoramiento y cerca del 20% de los casos evoluciona en una forma persistente, con la necesidad de tratamiento prolongado.

SINTOMAS

Cabe destacar que ante un brote de la enfermedad es frecuente que la misma se asocie a cansancio y fiebre, sobre todo si la inflamación de las articulaciones es muy severa.

Los síntomas dependen de la zona afectada:

Infecciones genitourinarias:puede presentarse dolor, irritación o secreciones por vagina, uretra o pene. En la infección intestinal, aparece una diarrea de comienzo rápido, a veces con sangre y moco, con o sin vómitos. Estos síntomas ocurren entre una y cuatro semanas antes de que comience la artritis y a veces no están presentes o son muy leves.

Artritis: la Artritis comienza en forma aguda con dolor, calor, enrojecimiento, e incapacidad de movilizar la articulación y en ocasiones deformación de las mismas. Las articulaciones que con mayor frecuencia se comprometen son los tobillos, rodillas y pies, aunque también pueden afectarse los miembros superiores (hombros, codos y manos), el compromiso de las articulaciones generalmente es asimétrico, es decir, si se afecta una rodilla no acostumbra a estar lesionada simultáneamente la otra, aunque sí puede presentar inflamación en otro momento de la evolución. Un hallazgo frecuente es la inflamación difusa de los dedos de las manos y los pies que se asemeja a una “salchicha”.

La artritis reactiva puede afectar no solo las articulaciones sino también a los tendones (por ejemplo, el tendón de Aquiles en el talón) y a la parte baja de la espalda. Si la inflamación ha tenido lugar en la columna vertebral, uno de los síntomas dominantes es el dolor nocturno en la región lumbar baja o en las nalgas, que despierta al paciente de madrugada, tras haber dormido 4 o 5 horas.

Otras manifestaciones no articulares:

Lesiones en la piel: pueden producirse lesiones descamativas en las palmas de las manos y plantas de los pies, similares a las de la psoriasis. También pueden aparecer vesículas o úlceras en la zona más externa del pene y úlceras en la boca, que generalmente no dan ningún tipo de molestia. Las uñas también pueden ser afectadas presentando coloración amarillenta o engrosamiento.
A nivel ocular puede aparecer el ojo rojo por conjuntivitis o uveítis (por compromiso de una zona más profunda del ojo) que causa enrojecimiento y dolor que empeora cuando se mira hacia la luz, asociado a visión borrosa y requiere evaluación oftalmológica a la brevedad.

CAUSAS

La artritis reactiva no está causada por una infección directa de las articulaciones sino por la reacción del cuerpo a una infección, generalmente urinaria o digestiva. Esta respuesta esta mediada por fenómenos inflamatorios que actúan en las articulaciones, ojos y piel provocando los síntomas de la enfermedad.

Esta enfermedad puede ser desencadenada por cualquier tipo de infección, aunque las más predisponentes son las de origen urogenital o intestinal. No se sabe exactamente el porqué algunas personas expuestas a ciertas bacterias desarrollan posteriormente artritis reactiva y otras no. Sin embargo, la presencia de ciertos genes en algunas personas aumenta la probabilidad a desarrollar esta enfermedad.

DIAGNOSTICO

No existe una prueba específica para llegar al diagnóstico. Es necesario investigar la presencia actual o previa del germen causante con cultivos de uretra, cuello del útero, orina, heces y si es posible del líquido articular (por ejemplo de una rodilla). Asimismo, es de gran ayuda la determinación en sangre de anticuerpos contra ciertas bacterias. La radiografía, ecografía y/o resonancia magnética, según corresponda, completan los estudios.

TRATAMIENTO

El uso de antibióticos es solo para el proceso infeccioso.A pesar que la enfermedad es desencadenada por una infección previa, los antibióticos no están indicados para el tratamiento de la artritis. En la artritis aguda se utilizan antiinflamatorios. En el caso de los corticoides, son preferiblemente aplicados en forma de infiltraciones intraarticulares. Si la artritis persiste y no se controla con antiinflamatorios e infiltraciones, el especialista recurre a los fármacos llamados modificadores de la enfermedad.

Los síntomas oculares habitualmente se tratan con gotas oftálmicas o en casos más severos con dosis elevadas de corticoides.

Recomendaciones generales para mejorar la calidad de vida
Además del tratamiento mencionado. En el período de artritis aguda es útil el reposo. Es importante no sobrecargar la articulación inflamada, en algunos casos se ponen férulas para inmovilizar la articulación. También es necesaria la actividad muscular y el ejercicio físico diario para evitar la atrofia muscular.

El ejercicio es particularmente importante en personas con artritis de la columna vertebral, siendo la natación la más recomendada, porque ayuda a conservar la flexibilidad en espalda, cuello, hombros y caderas.

No existen recomendaciones dietéticas especiales para los pacientes.


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